1Sam 9a David y el hijo de Jonatán

Categoría de nivel principal o raíz: Antiguo Testamento
posted by: F Fournier

2 Samuel 9 David y el hijo de Jonathan, gracia abundando

Léase por favor 2 Samuel 9.

 

Pero Jesús le dijo: Deja primero que se sacien los hijos, porque no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos. Respondió ella y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos.”  Marcos 7:27-28

 

“Y él inclinándose, dijo: ¿Quién es tu siervo, para que mires a un perro muerto como yo?”  “Y le dijo David: No tengas temor…”

 

Nos damos cuenta leyendo estos versos que, en nuestro estudio de Rut, una mujer moabita, que en un día futuro el remanente fiel de Israel tendrá que venir como si fueren gentiles, sin esperanza ninguna de ser reconocidos como el pueblo de Dios, hijos de Abraham.  Así vemos en Mefi-boset un prototipo del remanente de Israel recibiendo la plena gracia.  Pero las grandes semejanzas en este capítulo al evangelio de la gracia son tan fuertes que no puedo sobrepasarlas sin reflexionar sobre su grandeza.

 

Es necesario que vayamos a 2 Samuel 4:4 para ver como se hizo cojo este hijo de Jonathan,Mefi-boset. “Y Jonatán hijo de Saúl tenía un hijo lisiado de los pies. Tenía cinco años de edad cuando llegó de Jezreel la noticia de la muerte de Saúl y de Jonatán, y su nodriza le tomó y huyó; y mientras iba huyendo apresuradamente, se le cayó el niño y quedó cojo. Su nombre era Mefi-boset.”  Después, leemos el verso uno de nuestro capitulo “Dijo David: ¿Ha quedado alguno de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia por amor de Jonatán?”  Vemos en estas dos circunstancias la gran diferencia entre el concepto de Dios en la mente humano y la realidad.  Sin duda la ama de Mefi-boset temía la ira de David y por eso hizo su fuga, con el resultado que cayó el niño que quedó cojo.  Pues, ¡no era la verdad su concepto de David!  David quería hacer bien a la casa de Saúl por amor a Jonathan.  ¡Y qué maravilla es pensar que Dios quiere hacer bien al hombre por amor de su hijo, Jesucristo!  Y no solo esto, sino también “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo…”.  No queda en el corazón del hombre en sus pecados un entendimiento del amor de Dios.  Es más bien lo mismo que se encuentra en la ama de Mefi-boset; miedo, temor, y el deseo de alejarse de su presencia.

 

Ustedes jóvenes que predican el evangelio en público, déjeme animarlos que busquen primeramente hacer sus oyentes entender el amor de Dios.  He escuchado algunos que hablan primeramente del juicio de Dios que va a caer sobre el hombre rebelde si no se arrepiente.  Es cierto, claro, e importante que el hombre entienda su responsabilidad delante de Dios.  Pero veo muy importante lo que dijo David al principio “¿Ha quedado alguno de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia por amor de Jonathán? 

 

¡Dios, cuan grande es tu amor, tu gran amor por mí!

¡Admirable amor, que durará sin fin!

 

Vemos en la triste situación de Mefi-boset un ejemplo del pecador lejos de Dios; cojo en sus pies, sin poder hacer nada para sí mismo, viviendo lejos de David, en pobreza y temor.  Así el pecador vive en el mundo, ignorante del amor de Dios, en pobreza espiritual, pensando que Dios simplemente tiene ganas de juzgarle.  Pero qué bueno que llegó el día en la vida de Mefi-boset que David lo buscaba.  ¡Nunca hubiera Mefi-boset buscado a David!  Y tampoco el pecador perdido en sí mismo no busca a Dios, hasta que Dios obre en su corazón para hacerle sentir su necesidad.  “Porque el Hijo del hombre vino á buscar y a salvar lo que se había perdido.”  Lucas 19:10. ¡Cuántas gracias hubiera dado Mefi-boset que vino el día que David envió de buscarlo!  Pero no creo que al principio había en su corazón un sentimiento de gratitud cuando recién llegó a su puerta un día el llamamiento “Mefi-boset, el rey David te busca.  Ven con nosotros.”  Podemos imaginar su terror, pensando que por fin David lo había encontrado para ejecutar la venganza por las maldades de su abuelo Saul. 

 

Creo que fueron aliviados sus temores de Mefi-boset casi al instante de llegar delante de David y escucharlo llamar su nombre.  “Y dijo David: Mefi-boset”.  ¿Qué piensa usted que había en la voz de David pronunciando este nombre?  A mí me parece que era voz de amor y ternura, David quien amaba tanto a Jonathan, papa de este pobre joven miedoso.  ¿Se acuerda de Jesús cuando vino al árbol sicómoro donde estaba Zaqueo?  Miró arriba y dijo “Zaqueo”.  Lo llamó por su nombre, aunque Zaqueo nunca antes había conocido a Jesús, seguro Jesús lo conoció a él

Su hermano solo por gracia, Felipe Fournier