1Sam 25b La fe de Abigail

Categoría de nivel principal o raíz: Antiguo Testamento
posted by: F Fournier

1 Samuel 25b La fe de Abigail

Léase por favor 1 Samuel 25

 

Terminamos la semana pasada viendo algunas semejanzas entre las características de David, Abigail, Nabal, y Saúl y como nos pueden ser de prototipos, anticipando la venida del Rey también rechazado, nuestro Señor Jesucristo.  Notamos que cada prototipo tiene sus defectos pues son revelados por seres humanos que siempre tienen sus defectos, menos uno, el hijo del hombre que descendió del cielo, siendo Dios Hijo de la eternidad pasada.  Siempre era y es Dios, pero llegó a ser hijo del hombre también para participar con nosotros en carne y sangre, y sobre todo, para que pudiera morir en la cruz.  David quiso hacer su venganza contra Nabal, cosa que nunca quiso hacer contra Saúl, respetando su posición como rey ungido por Jehová.  Pero nuestro Señor Jesucristo nunca buscaba venganza aquí en el mundo.  “quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente.” 1 Pedro 2:23

 

En el momento llega en la historia una mujer, cuya fe casi sobre pasa entendimiento.  No tenemos por qué pensar que Abigail tenía mejor información acerca de los propósitos de Jehová para con David, el hombre huyendo por su vida.  Nabal era un hombre diferente de Saúl en muchos aspectos, pero compartía con Saúl algo notable; una falta de respeto por el rey escogido de Dios.  Saúl lo hacía por envidia; Nabal por egoísmo.  Sea como sea, vemos al mundano en contra Jesús, la Biblia, y toda cosa relacionado con el cristianismo.  Sus motivos son varios, pero en el fin, el mundo no quiere que Dios tenga algo que decir en cuanto su forma de vivir.  No quiere que la voluntad de Dios cuente con su vida, sea como sea la clase de pecado y quizás hasta de religión que quiere practicar.  Es, en pocas palabras, la definición del pecado; el hombre haciendo su propia voluntad. 

 

Abigail, en sus proclamaciones del futuro de David, pronuncia cosas que llenan nuestros corazones de gozo, pensando de nuestro Señor Jesucristo y su futuro como Rey de reyes y Señor de Señores. “la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.” 1 Timoteo 6:15-16 Vemos a Abigail delante de este hombre que para nada parecía ser alguna persona de importancia, mucho menos el rey futuro.  “Y cuando Abigail vio a David, se bajó prontamente del asno, y postrándose sobre su rostro delante de David, se inclinó a tierra; y se echó a sus pies, y dijo: Señor mío…”  Yo no dudo que miraba a un hombre mostrando las señas de una vida de privación y dificultad.  Vivía en las cuevas y en las montañas, durmiendo debajo de las estrellas.  No pienso que se bañaba a menudo ni lavaba su ropa.  Abigail era una mujer de riqueza y de lujo, pero aquí la vemos postrado a los pies de un hombre sucio y mal vestido.  Solo la fe motivaba esta clase de comportamiento.

 

Sus palabras concuerdan con su actitud; “Jehová de cierto hará casa estable a mi señor, por cuanto mi señor pelea las batallas de Jehová, y mal no se ha hallado en ti en tus días. Aunque alguien se haya levantado para perseguirte y atentar contra tu vida, con todo, la vida de mi señor será ligada en el haz de los que viven delante de Jehová tu Dios, y él arrojará la vida de tus enemigos como de en medio de la palma de una honda. Y acontecerá que cuando Jehová haga con mi señor conforme a todo el bien que ha hablado de ti, y te establezca por príncipe sobre Israel…”  ¡Qué clase de pronunciación de los labios de la esposa del hombre que hace poco dijo “Quien es David”!  Ella no dudaba que el futuro de David estaba seguro en los propósitos de Jehová, desde la destrucción de los enemigos hasta su posición como príncipe sobre Israel.  En eso ella era semejante a Jonatán.  “Entonces se levantó Jonatán hijo de Saúl y vino a David a Hores, y fortaleció su mano en Dios.  Y le dijo: No temas, pues no te hallará la mano de Saúl mi padre, y tú reinarás sobre Israel, y yo seré segundo después de ti; y aun Saúl mi padre así lo sabe.”  1 Samuel 23:16-17 Pero como veremos, fue Abigail que reinaba con David mientras Jonatán murió en la montaña de Gilboa con su padre Saúl. 

 

Termino esta semana pensando de los malvados que secuestraron a Antonio Lara.  Como David esperaba vengarse de Nabal, así son los pensamientos naturales nuestros; que Dios los trate según sus hechos.  David fue impedido en su deseo de vengarse de Nabal.  En su lugar, parece que Nabal no pensaba nada de lo que había dicho ni sabía que solo por la intervención de su esposa había evitado una muerte sangrente. “Y Abigail volvió a Nabal, y he aquí que él tenía banquete en su casa como banquete de rey; y el corazón de Nabal estaba alegre, y estaba completamente ebrio.”  Alegre, borracho, su objeto de adoración era sí mismo, banquete como banquete de rey.  Pero dentro de diez días, Dios le recompensaba lo que merecían sus hechos y palabras.  Hoy es el día de la gracia, no el día de la venganza.  Pero el día de juicio si viene.  “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; más el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien.”  Gálatas 6:7-9

F. Fournier