1 Samuel 25a La muerte de Samuel; David, Abigail, y Nabal: ¿Quien es David?
Léase por favor 1 Samuel 25
“Murió Samuel, y se juntó todo Israel, y lo lloraron, y lo sepultaron en su casa en Ramá.”
No hemos oído lo último de Samuel, pues es uno del cual vamos a escuchar su voz hablando del Hades (lugar o más bien el estado de los muertos, tantos creyentes como inconversos.) Samuel, aparte de lo triste de sus hijos que no caminaban en sus pisadas, había sido un ejemplo de fidelidad todos los años de su vida, no apartando nunca de caminar en una senda de obediencia. Muchos años después, el profeta Jeremías hablando la palabra de Jehová dijo “Me dijo Jehová: Si Moisés y Samuel se pusieran delante de mí, no estaría mi voluntad con este pueblo; échalos de mi presencia, y salgan.” Estos dos hombres tan fieles, ambos habían intercedido por el pueblo de Israel delante de Jehová y con éxito. En los tiempos de Jeremías, ya el longánimo de Dios había acabado. Este es importante viendo en tema del resto de nuestro capítulo.
Este capítulo me ha sido de suma interés por muchos años. Me ha encantado por muchos años en su belleza, tanto en la predicación del evangelio, y además del juicio que espera al que se atreve decir estas palabras ¿Quién es David? He predicado sobre el capítulo en muchos lugares, tanto que un hermano de Tijuana, Juan Carlos, me dijo una vez después de acompañarme a Ensenada “usted predicaba sobre este capítulo la vez pasada que estábamos aquí en Ensenada.” No dudo que era cierto, pero también digo que no me arrepiento de repetirme y acaso hoy día en Tijuana vuelvo a hacer lo mismo; que el Señor nos guie en todo. Pero desvío del tema…
“Y aquel varón se llamaba Nabal, y su mujer, Abigail. Era aquella mujer de buen entendimiento y de hermosa apariencia, pero el hombre era duro y de malas obras; y era del linaje de Caleb.” ¿Se acuerda de Caleb? Era un hombre muy fiel en Israel en los días de Moisés cuando casi todos los demás eran infieles, sin confianza de Jehová. Se decía de el “Excepto Caleb hijo de Jefone; él la verá, y a él le daré la tierra que pisó, y a sus hijos; porque ha seguido fielmente a Jehová.” Deuteronomio 1:36. Nabaltenía por sus antecedentes este hombre Caleb, pero no participaba nada en la fe de Caleb. Y usted, ¿tiene padre o madre creyente? Si la respuesta sea que si, es un privilegio ser hijo de padres creyentes, pero ¿participa usted en su fe? Nabal había venido de padres fieles, pero el mismo era hombre duro y malo. El tener padres creyentes no es ninguna garantía que uno mismo sea salvo. Cada uno tiene que tener su propia fe.
David había cuidado todos los bienes de Nabal y esperaba algo de apreciación. En verdad, David era el rey ungido y Nabal le merecía todo respeto, aunque no habría cuidado sus bienes. Y así es con todo pecador en el mundo. Todo lo debe a Dios, y es responsable delante de Él. Pero Nabal contestó la petición de los siervos de David en una manera muy semejante a la actitud de muchos en este mundo; es decir, ellos creen que no deben nada a Dios. No se dan cuenta de que cada respiración viene de la mano y la misericordia de Dios. En semejante manera escuchamos las palabras de Nabal ¿Quién es David, y quién es el hijo de Isaí? Muchos siervos hay hoy que huyen de sus señores. ¿He de tomar yo ahora mi pan, mi agua, y la carne que he preparado para mis esquiladores, y darla a hombres que no sé de dónde son?” ¿Se nota las palabras de Nabal, suponiendo que todo era suyo? Así los labradores de la viña en la parábola del Señor Jesús “Este es el heredero; venid, matémosle, y la heredad será nuestra.” Marcos 12:7 El hombre en el mundo piensa que todo lo que tiene es suyo, pero en verdad no es así. Todo es de Dios, prestado a nosotros por ahora. Así que las palabras de Nabal manifestaron su carácter, despreciando el hombre a quien debió todo.
Y David, ¿cómo iba a reaccionar? En el capítulo 24 vimos como David pagó bueno para lo malo. Pero esta vez, le vemos en otro carácter, un carácter de venganza. Pero Jehová no le iba a dejar poner esta mancha sobre su testimonio, y usó la esposa, una mujer de carácter muy distinta a Nabal para frenarle en su propósito. ¿No es una maravilla los caminos de Dios? Vino Abigail con provisiones y palabras que forman una maravilla de entendimiento de los proposititos de Dios, y David no pudo cumplir su venganza.
Dios mediante, la semana que viene, meditaremos más en Abigail y su fe. Quiero terminar esta semana con estos pensamientos para su consideración. Tenemos en David prototipo de Cristo, el rey ungido, pero no reinando hoy en día. Tenemos en Saúl un prototipo de Satanás, reinando sobre este mundo como dios y príncipe de este siglo, pero sin derecho de lo mismo. Tenemos en Nabal la persona típica de este mundo, no reconociendo los derechos del rey ungido. Tenemos en Abigail mujer de fe que tenía todo entendimiento del futuro, prototipo de un creyente hoy en día. Usted, ¿a cuál de estas participantes en la historia de 1 Samuel 25 se parece?
F Fournier