1 Samuel 19b Mical y Saúl
Léase por favor 1 Samuel 19:11-24
“Más Mical su mujer avisó a David, diciendo: Si no salvas tu vida esta noche, mañana serás muerto.” Vemos varias cosas en estas pocas palabras. Primero, parece que Mical sabía demasiado bien el carácter de su padre. Por tanto, amaba a su papa, lo entendía también que era una persona de ira implacable. Sin querer ofender, quiero que nos hagamos una pregunta, nosotros que somos padres. ¿Cuál es la impresión que tienen nuestros hijos de nuestro carácter? Aquí vemos que Mical sabía que su padre era un hombre violento, capaz de ser homicida. Podemos esconder nuestro carácter de otros, pero no es probable que lo escondamos de nuestros hijos. “Mañana serás muerto” dijo a su marido.
Pero lo que sigue me da varias dudas. Primero, la estatua que ella puso en la cama. “Tomó luego Mical una estatua, y la puso sobre la cama, y le acomodó como cabecera una almohada de pelo de cabra y la cubrió con la ropa.” En la traducción de Darby tiene una nota indicando que era “terafin” que aparentemente es un ídolo de la casa. Seguro que la imagen no era de David, pues ni una sola vez en su vida vemos a David acudiendo a la idolatría, a pesar de los pecados en que se metía más tarde. Además, Mical echaba mentiras. “Y cuando Saúl envió mensajeros para prender a David, ella respondió: Está enfermo.” Después, cuando se reveló que no era David enfermo en la cama sino una imagen, ella contesta a su padre “Porque él me dijo: Déjame ir; si no, yo te mataré.”
Acaso pensamos que es legítimo decir mentiras a fin de proteger a alguien. Cuento una historia de una señorita en los tiempos de la persecución de los judíos por Hitler. Su familia cristiana estaba cuidando a una familia de judíos y una de ellos era una señorita de ojos azules y pelo rubio que no parecía nada ser judía. Un día los soldados llegaron a la casa por sospechas que cuidaban a los judíos y se metieron de repente en la casa. La señorita de pelo rubio estaba presente en el comedor y un soldado le preguntó a la señorita de la casa (cuyo nombre era Nolly) “¿Es ella judía? Nolly contestó que sí, era, diciendo la verdad. El soldado entonces la llevó presa. Después que se la llevaron, la familia de Nolly empezaron a regañarla diciendo “¿Por qué le dijiste que eras judía? ¿Por qué no dijiste que no?” Nolly contestó que no creía que Dios iba a dejar sufrir por decir una verdad. Y así fue; no me acuerdo exactamente como era, pero la señorita escapó de la sentencia de muerte que estaba sobre todos los judíos en la época de Hitler. Igual no perdonamos las mentiras de Mical por sus ganas de salvar a su marido. Mejor hubiera sido decir la verdad acerca de David como hacia su hermano Jonatán. “¿Por qué, pues, pecarás contra la sangre inocente, matando a David sin causa?”
Muchos años después vemos a Mical lamentándose por haber salvado a su marido David. “Cuando el arca de Jehová llegó a la ciudad de David, aconteció que Mical hija de Saúl miró desde una ventana, y vio al rey David que saltaba y danzaba delante de Jehová; y le menospreció en su corazón.” 2 Samuel 6:22. En verdad como interpretar las acciones de Mical ambas en su protección por David y menospreciándolo muchos años. En Saúl vemos un prototipo, como hemos mencionado antes del Anticristo, y en su amor de Jonatán por David y fidelidad hacia él, sin duda vemos un prototipo del remanente de Israel quienes no van a seguir al Anticristo sino van a esperar la revelación de Jesús, su mesías y rey verdadero. Si algún hermano me quiere ayudar con algo acerca de Mical, estaré agradecido.
Vemos en el resto del capítulo como Saúl quiso recoger a David de donde había ido a refugiarse con Samuel. Seguro al contarle a Samuel todo lo que había acontecido, no dudamos que Samuel lamentaba de nuevo como el hombre de tanta promesa había sido revelado como un malvado con homicida en su corazón. Pero Saúl, sin descansar, envía siervos a buscar a David, pero no pueden hacer nada, pues en vez de recoger a David, son apoderados del Espíritu Santo para profetizar. Qué cosas decían en sus profecías no se nos dice, pero se ve como Saúl al escuchar que Dios estaba trabajando por David, no se da vencido, sino sigue enviando más siervos, pero con el mismo efecto. Por fin, al desesperarse lo fue a buscar el mismo, pero igual salió profetizando. “…fue a Naiot en Ramá; y también vino sobre él el Espíritu de Dios, y siguió andando y profetizando hasta que llegó a Naiot en Ramá. Y él también se despojó de sus vestidos, y profetizó igualmente delante de Samuel.” Nos hace pensar de Hebreos 6:4-6 “Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio.” ¿Puede ser que uno que ha profetizado llega a ser, a fin de cuentas, un profesante nada más? ¿Puede uno hablar en poder del Espíritu Santo sin tener el Espíritu Santo morando en su corazón? Creo que vemos la respuesta aquí con Saúl. Tal cosa se termina en la apostasía, o sea, dar las espaldas y negar a Dios en todo. Hasta el pueblo indiferente de Israel se ve que se dieron cuenta de la diferencia. “De aquí se dijo: ¿También Saúl entre los profetas?”
F Fournier