1 Samuel 17 David, como prototipo de Cristo y otros ejemplos
Léase por favor 1 Samuel 17
Aunque hemos pasado por este capítulo ya, me parece que hay varias cosas que vale la pena meditar un poco más, a ver cuáles cosas nos pueden ser de instrucción.
“Venía, pues, aquel filisteo por la mañana y por la tarde, y así lo hizo durante cuarenta días.” Vemos como el número cuarenta se ve en la Biblia como un tiempo de prueba. Unos ejemplos pueden ser los cuarenta años que Israel fue probado en el desierto, así los cuarenta días del Señor Jesús en el desierto, tentado de Satanás de quien Goliat es un ejemplo. Durante los cuarenta días no había ninguno capaz de enfrentar al enemigo. Todo esperaba la venida de aquel joven rubio, David. Así vemos la condición del hombre natural; perdido, incapaz, inútil para vencer al enemigo. Como la mujer en el jardín de Edén, cayó debajo de la voz de tentación de la serpiente, así el hombre se ha mostrado como esclavo del mismo enemigo. Se nos introduce entonces el hombre menos esperado para ganar la victoria, David. El Señor Jesús, “varón de dolores, experimentado en quebranto” es aquel hombre, la única esperanza por este mundo, igual como el joven David.
“Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto por cuarenta días, y era tentado por el diablo…Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo.” Lucas 4:1-13 “David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada, salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba.” Vemos en los primeros años de la vida de David la preparación para una vida de servicio al pueblo de Dios. Su anti tipo, el Señor Jesús, también andaba en este mundo, tentado del diablo, afrentado por el hombre, pero saliendo triunfante en todo desafío, terminaba su carrera en la muerte de la cruz. David pasaba por las pruebas del león y del oso en secreto; así el Señor Jesús pasaba por las tentaciones de Satanás en secreto.
¿Estaban gozos sus hermanos de David que él estuviera animando a los demás? “¿Quién es este filisteo incircunciso, para que provoque a los escuadrones del Dios viviente?” ¿Qué tal los mismos hermanos carnales del Señor Jesús? “Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo. Porque ni aun sus hermanos creían en él.” Juan 7:4 “Oyéndole hablar Eliab su hermano mayor con aquellos hombres, se encendió en ira contra David y dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿Y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido. David respondió: ¿Qué he hecho yo ahora?” Lo que dice después se ve diferente en las varias traducciones, pero me gusta lo que dice en inglés “¿No hay una causa?” O como esta en la traducción de Darby “¿No me fue puesta encima?” “Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.” Juan 6:51 El Señor Jesucristo es el pan que descendió del cielo para morir. La causa de su venida se expresa muy bien en Hebreos 2:14 “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.” La causa de la venida de David, a pesar del pensamiento malo de su hermano que había venido solo para ver la batalla, era para vencer al enemigo con su fe en Jehová. La causa de la venida de nuestro Señor Jesús a este mundo era (entre otros motivos también) morir por nuestros pecados.
Mencionamos antes como David mató a Goliat con su propia espada, y así el Señor Jesús usaba la muerte, por decirlo así la espada del mismo diablo para anularlo por medio de la muerte. Es feo pensar de David caminado con la cabeza del filisteo en su mano, pero se veía todos que no había posibilidad que este gigante volvería a desafiarlos. Nadie iba a decir “acaso no está realmente muerto sino nada más inconsciente.” Igual vemos a Cristo resucitado. La resurrección de Cristo es la prueba de la propiciación ya hecha. La muerte no podía contra él pues su poder de la muerte había sido vencido. Dios tuvo que levantarlo de los muertos. La muerte no podía señorear sobre Jesucristo.
Terminamos con lo que dijo Saúl al fin del capítulo; “Y cuando Saúl vio a David que salía a encontrarse con el filisteo, dijo a Abner general del ejército: Abner, ¿de quién es hijo ese joven? Y Abner respondió: Vive tu alma, oh rey, que no lo sé.” ¿No había estado David en su casa por un buen tiempo? ¿No había tocado David con su mano su arpa para calmar a su mal humor? Sí, pero vemos el egoísmo en este hombre que solo pensaba en sí mismo. Se le olvido de David de una vez. Así el mundano en sus problemas puede clamar a Dios por su ayuda, y posiblemente se le otorgue. Pero despues se olvida de lo que Dios ha hecho por él.
F Fournier