2Sam 1a La mentira, la corona y el juicio

Categoría de nivel principal o raíz: Antiguo Testamento
posted by: F Fournier

2 Samuel 1: (1) La mentira, la corona y el juicio

Léase por favor 2 Samuel 1

En este capítulo leemos algo que revela el carácter de David.  Es algo maravilloso pensar como David, después de años de persecución por Saúl, no quiso su muerte, y en verdad lamentó su triste fin. 

Pero antes que esto, vemos algo interesante en cuanto a la mentira ilustrado a través de un Amalecita.  Vemos en Colosenses 3:9 “No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos.”  También, en Efesios 4:25 “Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.”  En Colosenses, vemos que la mentira es del viejo hombre.  En Efesios vemos que la mentira hace daño a otros creyentes, miembros del cuerpo de Cristo.  En nuestro capitulo, un Amalecita usó la mentira con la esperanza que le iba a dar algo bueno.  Llegó al campamento de David con noticias (que si eran ciertas) de la muerte de Saúl y Jonathan.  Trajo como prueba la corona de Saúl. 

Quiero tomar una pausa antes de seguir con las consecuencias de la mentira para meditar sobre algo que solo me ocurrió la semana pasada, leyendo este capítulo antes de salir para Ensenada.  ¿Por qué llevaba Saúl su corona cuando salía a la batalla contra los filisteos, en anticipación de su muerte segura profetizado por el espíritu de Samuel, hablándole desde el otro lado de la muerte?  ¿No hubiera sido más prudente salir a la guerra con su yelmo?  Para mí nos enseña el triste orgullo de Saúl hasta el fin.  Samuel lo había dicho hace tiempo, como leemos en 1 Samuel 15:23 en adelante.  “Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey…Y Samuel respondió a Saúl: No volveré contigo; porque desechaste la palabra de Jehová, y Jehová te ha desechado para que no seas rey sobre Israel… Entonces Samuel le dijo: Jehová ha rasgado hoy de ti el reino de Israel, y lo ha dado a un prójimo tuyo mejor que tú…Y él (Saúl) dijo: Yo he pecado; pero te ruego que me honres delante de los ancianos de mi pueblo y delante de Israel…”  Vemos a Saúl, saliendo a su juicio y muerte, pero llevando consigo su corona como si todavía fuera rey.  La honra suya le era tan importante.  Pero tenemos algo que para mí es bien bonito en Apocalipsis 19; “Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas (coronas); y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS…Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.”  Apocalipsis 19:11-16

Aquí tenemos el Señor Jesús en su carácter de Rey de Reyes.  Está saliendo a la batalla con muchas coronas en su cabeza, no como Saúl en orgullo, sino en todo derecho de ser como leemos en Juan 1:1-3 El verbo de Dios.  Su ropa es teñida con sangre; aquí en Apocalipsis no es la sangre preciosa que nos redime de nuestros pecados como en 1 Pedro 1:18; ni tampoco es la sangre de 1 Juan 1:7 que nos limpia de todo pecado.  En cambio, es como la sangre de Abel.  “Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra.”  Génesis 4:10 Clamaba la sangre de Abel para el juicio contra el homicida Caín.  Vemos a Cristo, coronas en su cabeza, una espada aguda saliendo de su boca, y ojos como llama de fuego, saliendo a la batalla para aplastar a Israel apostata y también al cristianismo falso.  Ya muy tarde para el arrepentimiento y el valor de su sangre para limpiarnos de nuestros pecados. 

Volviendo al tema de la mentira, vemos al Amalecita que vino con palabras mentirosas, pensando que David le iba a premiar por haber matado a su enemigo.  El resultado era todo inesperado.  David no estaba contento ni con su historia ni con sus hechos y le mató por su confesión (que no era cierta) de haber matado al rey de Israel. “Y le dijo David: ¿Cómo no tuviste temor de extender tu mano para matar al ungido de Jehová?... Y David le dijo: Tu sangre sea sobre tu cabeza, pues tu misma boca atestiguó contra ti, diciendo: Yo maté al ungido de Jehová.”

O queridos hermanos, la mentira es una cosa muy engañosa.  A veces la mentira parece ser algo de beneficio, como aquí en este capítulo.  Quizás sea para salvarnos de vergüenza, quizás por evitar alguna desgracia, o quizás, como en nuestro capitulo, con fin de lograr alabanza o premio que no nos toca en verdad.  El mundo muchas veces no toma en serio la verdad.  Si la mentira parece hacer su vida más fácil, echan la mentira sin reservaciones.  Pero no debe de ser así entre los que aman al Señor Jesús.  Este joven pagó con su vida por su mentira.  Cuidado, mis amigos, con la verdad.

F. Fournier