1Sam 6 Filisteos devuelven el Arca

Categoría de nivel principal o raíz: Antiguo Testamento
posted by: F Fournier

1 Samuel 6, los filisteos devuelven el arca

Léase por favor 1 Samuel 6

 

En este capítulo vemos una gran diferencia entre los paganos filisteos y los israelitas y cómo andan en relación al Dios verdadero.  Vemos como Dios trata al hombre según la luz que tiene.  Los filisteos, paganos e idolatras, sin el conocimiento de la palabra de Dios, se comportan en una forma que los libró del juicio que había caído sobre ellos.  En cambio, algunos de la nación de Israel, duplicando en cierto sentido las acciones de los filisteos, fueron juzgados con la muerte de una vez.  El conocimiento del Dios de toda gracia nos hace más responsable por nuestra conducta.  Hay aplicaciones por nosotros en el día de hoy. 

 

“Estuvo el arca de Jehová en la tierra de los filisteos siete meses.  Entonces los filisteos, llamando a los sacerdotes y adivinos, preguntaron: ¿Qué haremos del arca de Jehová?”  En estos siete meses los filisteos pasaron una miseria mientras el arca que habían llevado de Israel como símbolo de su victoria con los israelitas llegaba a ser instrumento de la derrota de su ídolo Dagón y enfermedad y fuerte sufrimiento dondequiera que iba entre sus cinco condados.  Están ya disgustados y afrentados con el problema de que hacer para librarse del juicio de Dios y llamaron a sus sacerdotes y adivinos.  El hombre pagano es religioso dondequiera que se encuentre.  Aunque desconoce al Dios verdadero, siempre se hace algún tipo de objeto de adoración.  La evolución no puede explicar esta verdad, pero nosotros sabemos que el hombre tiene conciencia, adquirida por su padre Adán en su caída, y tiene en su corazón el sentido de que hay un Dios a quien debe rendir su honor.  El mono o gorila no tienen semejante sentido a pesar de ser inteligentes, pues el hombre no es descendiente del gorila o el mono, sino criatura hecha por Dios en su semejanza e imagen. 

 

Los sacerdotes y adivinos propusieron un plan para devolver el arca.  Iban a poner todo en una orden que era imposible que pasara sin la intervención de Dios.  Ellos no tenían la palabra de Dios ni tenían sacerdotes, hijos de Aarón, que podían llevarse el arca.  En cambio, nada más tenían sus propias ideas y conciencias para saber qué y cómo hacer la cosa, con la meta de ver si lo que les pasó era de veras por el poder del Dios verdadero o si fuera, como dicen ellos “y si no, sabremos que no es su mano la que nos ha herido, sino que esto ocurrió por accidente.”  En ingles, la palabra que se usa es “esto nos ocurrió por casualidad.”  Muchos años después, el rey David intentando duplicar lo que hacían los filisteos, llevando el arca sobre un carro nuevo, se daba cuenta que los israelitas no podían seguir el mismo camino que los filisteos que eran ignorantes de la palabra de Dios.

 

Dios es Dios de los paganos también.  Como dijo Pedro, hablando a los gentiles en la casa de Cornelio en Hechos 10 “Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; éste es Señor de todos.”  Claro que, en la época de nuestro capítulo, Jehová no trataba con otras naciones como trataba con su pueblo escogido, Israel.  Pero como vimos en el libro de Rut, el extranjero que se acercaba por fe siempre encontraba a un Dios de misericordia y gracia.  Así Dios trataba con los hechos de los filisteos en su misericordia, guiando a las vacas sin sus crías contra la naturaleza para qué fuesen derecho a la tierra de Israel.  Sin duda, cesó de una vez la enfermedad y mortandad que cayó sobre la nación por haber robado el arca. 

 

“Los de Bet-semes segaban el trigo en el valle; y alzando los ojos vieron el arca, y se regocijaron cuando la vieron. Y el carro vino al campo de Josué de Bet-semes, y se detuvo allí donde había una gran piedra; y ellos cortaron la madera del carro, y ofrecieron las vacas en holocausto a Jehová. Y los levitas bajaron el arca de Jehová, y la caja que estaba junto a ella, en la cual estaban las joyas de oro, y las pusieron sobre aquella gran piedra; y los hombres de Bet-semes sacrificaron holocaustos y dedicaron sacrificios a Jehová en aquel día.” 

 

Hasta aquí, se ve la alegría de los israelitas de Bet-semes al ver el símbolo de la presencia de Jehová entre ellos y todo parece caminar en orden.  Samuel era todavía un joven y los sacerdotes, hijos de Eli, ambos murieron hace siete meses y los levitas tomaron su trabajo y bajaron al arca del carro nuevo filisteo.  Pero después de la demonstración de hacer todo en orden, ofreciendo holocausto a Jehová, hicieron algo lamentable, algo quizás de curiosidad que no debían haber hecho si querían guardar la santidad de Dios.  “Entonces Dios hizo morir a los hombres de Bet-semes, porque habían mirado dentro del arca de Jehová; hizo morir del pueblo a cincuenta mil setenta hombres.”  Puede ser que no eran cincuenta mil setenta, sino setenta hombres, pero sea como sea, era un desastre.  Así ha pasado cuando el hombre trata de investigar la persona del trino Dios.  Es algo insondable que tenemos que aceptar por fe; nos metemos en dificultades cuando tratamos de mirar adentro del arca.

F. Fournier