1Sam 2.12-36 Triste condición del sacedocio

Categoría de nivel principal o raíz: Antiguo Testamento
posted by: F Fournier

El libro de 1 Samuel, la condición triste del sacerdocio

Léase por favor 1 Samuel 2:12-36

Después de la estupenda y bonita canción u oración de Ana, es bien triste seguir en este capítulo, pero es la palabra de Dios, escrito para nuestra bendición y exhortación.

“Los hijos de Elí eran hombres impíos, y no tenían conocimiento de Jehová.”  Los requisitos de Jehová en cuanto las ofrendas eran bien conocidos por medio del libro de Levítico, capítulos 1 a 7.  Seguro que estos hijos de Eli habían escuchado quien era Jehová y cuáles eran sus mandamientos y leyes.  No es que eran ignorantes, sino rebeldes e impíos.  “No tenían conocimiento de Jehová.”  Me acuerdo muy bien de un hermano de la Republica Dominicana que me hablaba de un joven, hijo de hermanos en comunión en la mesa del Señor.  Vivía una vida impía y me dijo el hermano “No hay temor de Dios con aquel joven.”  El conocimiento en la cabeza o mente de las cosas de Dios no son suficientes para salvarnos, o si somos salvos, para guardarnos de los pecados de este mundo.  No, tiene que haber reconocimiento de la gloria de nuestro Dios y un temor reverente de su persona y su santidad.

Hay en el mundo en el día de hoy semejante actitud ante Dios.  Ayer abrí una página de web y siempre aparecen algunas sugerencias de páginas que supuestamente son de interés.  Leí nada más el título de uno que decía algo así “Yo fui criado bajo un sistema religioso que me amenazaba con “el pecado.”  Mis hijas ni siquiera conocen la palabra…”  No pensaba leer tal artículo, pero leyendo esta mañana las cosas escritas en 1 Samuel 2 acerca de los pensamientos de Jehová acerca de la casa de Eli, me quedo en miedo por una nación que rechaza la santidad de Dios y piensa que, por algunas normas escritas por el hombre impío, va a dirigir una sociedad exitosa.  ¿Nos sorprendemos de la maldad creciente?  ¿Cómo se atreve el hombre que piensa poder, sin la instrucción de la Biblia, entender lo que es aceptable en una sociedad?  No hay otro estándar que nos puede instruir fielmente acerca de un Dios soberano, creador y redentor, al cual somos responsables por nuestro comportamiento, seamos creyentes en Cristo o inconversos como aquel autor que no enseña a sus hijas nada acerca del pecado.

Este hombre, autor del artículo, a lo mejor es un mundano secular.  ¿Cuánto más horrible cuando las personas que profesan ser siervos de Dios, se comportan bajo la cubierta de religión, en una forma de aprovechar de su posición y poder para hacerse gordo de las ofrendas a Dios?  “Asimismo, antes de quemar la grosura, venía el criado del sacerdote, y decía al que sacrificaba: Da carne que asar para el sacerdote; porque no tomará de ti carne cocida, sino cruda.  Y si el hombre le respondía: Quemen la grosura primero, y después toma tanto como quieras; él respondía: No, sino dámela ahora mismo; de otra manera yo la tomaré por la fuerza. Era, pues, muy grande delante de Jehová el pecado de los jóvenes; porque los hombres menospreciaban las ofrendas de Jehová.”  ¿Qué tal los predicadores elocuentes en el día de hoy que se hacen ricos y viven en lujo a través de las ofrendas que hacen del pueblo que los escucha?

En medio de la tragedia del comportamiento de estos sacerdotes, vemos que Dios tenía sus fieles que continuaban a pesar de la corrupción y pecado en el tabernáculo. “Y el joven Samuel ministraba en la presencia de Jehová, vestido de un efod de lino. Y le hacía su madre una túnica pequeña y se la traía cada año, cuando subía con su marido para ofrecer el sacrificio acostumbrado. Y Elí bendijo a Elcana y a su mujer, diciendo: Jehová te dé hijos de esta mujer en lugar del que pidió a Jehová. Y se volvieron a su casa. Y visitó Jehová a Ana, y ella concibió, y dio a luz tres hijos y dos hijas. Y el joven Samuel crecía delante de Jehová.”  Nosotros también somos parte de una profesión cristiana que tiene mucho que deshonra de Dios.  Pero tenemos la instrucción de Hebreos 10:22 que nos enseña como continuar.  “teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.”

Eli, por haber sido negligente sobre la enseñanza de sus hijos del temor de Jehová, recibió una reprensión bien fuerte del profeta de Dios.  Sus hijos eran culpables de pecados dignos de ser apedreados bajo la ley.  Eli sin duda pensaba que no podía ser así tan duro con sus hijos y se limitaba a protestar sus acciones, confesando a la vez que iban a caer bajo el juicio de Dios.  “Porque yo oigo de todo este pueblo vuestros malos procederes.  No, hijos míos, porque no es buena fama la que yo oigo; pues hacéis pecar al pueblo de Jehová. Si pecare el hombre contra el hombre, los jueces le juzgarán; mas si alguno pecare contra Jehová, ¿quién rogará por él?”  Pero Dios así no le soltó a Eli por haber amonestado a sus hijos sino lo culpó del pecado de ellos.  “¿Por qué habéis hollado mis sacrificios y mis ofrendas, que yo mandé ofrecer en el tabernáculo; y has honrado a tus hijos más que a mí?”

¡Dios nos ayude, hermanos, de criar a nuestros hijos en el temor de Dios!

F. Fournier