1 Samuel 30 David redargüido y restaurado
Léase por favor 1 Samuel 30
En estos dos capítulos vemos algo maravilloso en cuanto al Dios, Dios de David, Jehová, que es nuestro Dios también. Vimos como David, deprimido y cansado de huir de Saúl, había abandonado la lucha en Israel y se había refugiado entre los Filisteos, viviendo un engaño. En el capítulo 29 vimos las consecuencias en David de esta decepción, que estaba listo, hasta ansioso, a salir a batalla con los Filisteos CONTRA su propio pueblo. Parece mentira, pero así era. Pero Jehová en su misericordia no iba a dejar David deshonrar su nombre en tal manera. Usó hasta los mismos Filisteos a redargüir a David. Es muy interesante como ellos sabían y recordaban las canciones que fueron cantados acerca de David “¿No es este David de quien cantaba en los corros, diciendo: Saúl hirió sus miles, ¿Y David sus diez miles?”. David hasta discutir trataba de hacerles cambiar de parecer, pero no iba a ser. ¡Qué misericordia de Dios, impedirnos a nosotros a veces en una senda de desobediencia, aunque estemos decididos de seguirla! Como fue dicho por el rey más fuerte en todo el mundo que llegó a ser humillado “Ahora yo Nabucodonosor alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdaderas, y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con soberbia.” Daniel 4:37
Vemos la fuerte lección en el castigo de Jehová que David tuvo que sufrir por su rebeldía. Volviendo a Siclag después de tres días, se espantaron todos los hombres de David a encontrar que sus viviendas cómodas en Gat estaban en cenizas y no había nadie presente, niños y mujeres todos ausentes. Podemos imaginar la profundidad de su tristeza por estas palabras “Entonces David y la gente que con él estaba, alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar.” Y a David le vemos en peores condiciones de espíritu que los demás, pues a el le culparon porque era su líder. “Y David fue muy angustiado, porque el pueblo hablaba de apedrearlo; porque todo el pueblo estaba con ánimo amargo, cada uno por sus hijos y por sus hijas.” O David, ¿Te das cuenta que hay un precio que uno paga en la escuela de Dios? Porque somos hijos de Dios, Él no nos deja siempre ir en dondequiera nuestra propia voluntad nos lleva. Como nos enseña en Hebreos 12: 6 “Porque el Señor al que ama castiga, y azota á cualquiera que recibe por hijo.”
¡Qué bueno es ver el arrepentimiento y cambio en David, viéndose bajo la mano de Dios! Aquí vemos la gran diferencia entre Saúl y David, pues Saúl, en su angustia como vimos, fue a consultar a una bruja. “más David se fortaleció en Jehová su Dios.” Vemos en David el fruto apacible como leemos otra vez en Hebreos 12 “Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.” Su ejercicio de una vez le volvió a algo que quizás no había hecho por mucho tiempo “Y David consultó á Jehová”. No creo que había consultado a Jehová cuando abandonó a su tierra, mucho menos cuando salió con los Filisteos contra su propio pueblo. Pero aquí, angustiado de espíritu, pero humillado y aprendiendo, hizo la pregunta. “Y David consultó a Jehová, diciendo: ¿Perseguiré a estos merodeadores? ¿Los podré alcanzar? Y él le dijo: Síguelos, porque ciertamente los alcanzarás, y de cierto librarás a los cautivos.” O, ¡que gracia, que misericordia de Dios, longánimo con nosotros, igual como era con David! No había ya una reprensión de Dios contra David. Nosotros muchas veces somos demasiado prontos para dejar nuestros hermanos sufrir más, aunque les hemos visto arrepentido por su partida y desobediencia. ¡Ojalá que aprendamos ser más semejantes a nuestro Señor Jesús!
F. Fournier