1Sam 5 El Arca con los filisteos

Categoría de nivel principal o raíz: Antiguo Testamento
posted by: F Fournier

1 Samuel 5, el arca de Dios en la tierra de los filisteos

Léase por favor 1 Samuel 5

 

Dejamos por el periodo de dos capítulos el estudio del joven Samuel para ver como Dios guarda su gloria aun entre los inconversos paganos.  La nación de Israel, mucho más responsable por haber menospreciado la ofrenda de Jehová, había perdido el símbolo de su presencia con ellos.  Pero Dios es celoso de su gloria, y los filisteos paganos, por pensar que su dios Dagón era más potente que Jehová, Dios de Israel, iban a aprender una dura lección.

 

“Cuando los filisteos capturaron el arca de Dios, la llevaron desde Eben-ezer a Asdod.  Y tomaron los filisteos el arca de Dios, y la metieron en la casa de Dagón, y la pusieron junto a Dagón.  Y cuando al siguiente día los de Asdod se levantaron de mañana, he aquí Dagón postrado en tierra delante del arca de Jehová.”  Podemos imaginar la vergüenza de estos filisteos, al meterse en la casa de su dios y verlo postrado frente el arca de Jehová.  Pero a nosotros debe de ser una memoria y animo que este día venga por todo el mundo.  “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.”  Filipenses 2:9-11 No estamos todavía en el día de la manifestación de su poder, pero podemos estar seguros que Dios es capaz de defender su gloria aun en el día de hoy.

 

Los filisteos “tomaron a Dagón y lo volvieron a su lugar.”  ¿No tomaron en cuenta que el seguir a un ídolo que no es capaz de levantarse a sí mismo era absurdo?   No, aparentemente no; pero Dios sigue siendo Dios y los va a confundir aún más.  “Volviéndose a levantar de mañana el siguiente día, he aquí que Dagón había caído postrado en tierra delante del arca de Jehová; y la cabeza de Dagón y las dos palmas de sus manos estaban cortadas sobre el umbral, habiéndole quedado a Dagón el tronco solamente.”  Pero el resultado de ver su dios totalmente derrotado no produce en ellos el respeto debido al Dios verdadero, sino una reacción de superstición en cuanto su dios vencido.  “Por esta causa los sacerdotes de Dagón y todos los que entran en el templo de Dagón no pisan el umbral de Dagón en Asdod, hasta hoy.”  ¿Por qué no resultaba este triunfo de Jehová sobre Dagón en el arrepentimiento del pueblo de los filisteos?  No, su único pensamiento es sacar de su presencia esta influencia molestosa.  Así vino la luz, el Señor Jesucristo, a este mundo y ¿cuál es la reacción del mundo a esta luz tan bella, tan perfecta, tan amante? “Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros.”  Juan 15:18 “En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.  y lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.”  Juan 1:10 “Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa por su pecado.”  Así estaban incomodos en la presencia de Jesucristo, pues su misma presencia, sin decir nada, revelaba su estado pecaminoso.

 

Cayó sobre su dios el juicio de ser despedazado.  Ahora el mimo pueblo filisteo sufre las consecuencias de tratar de triunfar sobre Jehová Dios verdadero. “Y se agravó la mano de Jehová sobre los de Asdod, y los destruyó y los hirió con tumores en Asdod y en todo su territorio.”  Algunos han sugerido que lo que pasó a ellos era la peste bubónica y puede ser cierto porque habla de los ratones.  “Ratones que destruyen la tierra.”  Las pulgas de los ratones llevan la peste bubónica.  Sea como sea era Jehová Dios de Israel que estaba ejecutando su juicio sobre la nación filistea por haber tratado de someterse el arca de Dios delante de su dios Dagón.  Ellos no saben qué hacer y empiezan a pasar el arca de un lado a otro.  Por fin uno de los condados reclama por esta conducta; “Entonces enviaron el arca de Dios a Ecrón. Y cuando el arca de Dios vino a Ecrón, los ecronitas dieron voces, diciendo: Han pasado a nosotros el arca del Dios de Israel para matarnos a nosotros y a nuestro pueblo.” 

 

Clamaron en voz alta de su sufrimiento y nos dice “el clamor de la ciudad subía al cielo.”  Pero no era acompañado, como el clamor de Nínive con la voz de arrepentimiento.  “Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos.” 

 

Continuamos Dios mediante la semana que viene para ver como Dios en su soberanía devuelve el símbolo de su presencia a Israel y trata con ellos en la gracia, el lugar donde Dios siempre puede refugiarse en vista del pueblo rebelde y lejos de Dios.

F. Fournier